¡Prueba y error! De eso se trata la vida misma. Por eso y porque no es oro todo lo que reluce, la Junta de Andalucía ha limitado el uso de dispositivos móviles en las clases de los centros educativos públicos, concertados y privados.
Con esta normativa, los profesores tienen autoridad para quitarle a los alumnos el teléfono móvil y tenerlo a recaudo en la dirección del centro hasta devolvérselo a los padres, ya que está prohibido que hagan uso del mismo tanto en clase como en el recreo.
Como era de esperar, las normas también recogen excepciones y es que los alumnos sí podrán utilizar los móviles si los profesores así lo determinan con fines exclusivamente didácticos y pedagógicos que estén justificados. Además, hay que destacar que según las circunstancias personales de determinados alumnos no se les prohibirán los móviles siempre y cuando sea acreditado por los padres a la dirección del centro.
Como ya se ha comprobado a través de múltiples estudios de asociaciones dedicadas a la prevención y el tratamiento de adicciones, el exceso del uso de las pantallas dificulta el desarrollo de la concentración, la paciencia, la tolerancia e incluso la frustración.
Cada vez los niños tienen acceso más pequeños a los dispositivos móviles, bien a través de sus padres, o directamente porque se les regala por un cumpleaños, una comunión… ¡Ya sabéis, los regalicos estrella desde hace unos años!
Pues como todo en su justa medida, con control es una herramienta maravillosa, sin control puede ser un desastre para el futuro del niño e incluso de la propia familia porque pueden incluso desarrollar actitudes agresivas.
Prevenir adicciones tecnológicas
Un niño/adolescente tiene que tener un tiempo determinado para estar con un dispositivo móvil, y si cuando está separado de él afecta su carácter, comer o dormir, entre otras muchas cosas… ¡Hay que ponerse en alerta!
Los menores de 12 años, según los expertos en adicciones, deben estar acompañados, guiados y supervisados por un adulto siempre que usen las tecnologías y, sobre todo, que se usen para complementar los conocimientos que aprenden en la escuela y la familia.
Superados los 12 años, si el joven es maduro podrá ser más autónomo en el uso de los dispositivos móviles pero nunca se debe dejar de ejercer supervisión sobre el uso que hacen, por ejemplo, de los móviles.
Si los padres detectan que niño o adolescente tiene signos de acción al dispositivo es imprescindible su inmediata intervención para buscar una solución y si no es posible contactar cuanto antes con un profesional para que reciba tratamiento.
En definitiva, sí que hay que comprar y hacer uso de los dispositivos móviles (teléfonos, tablets, ordenadores…) pero en el caso de los niños y jóvenes bajo la supervisión de un adulto.