Como cada año, llega el momento en que los almerienses cambian sus rutinas y se preparan para la gran celebración de la Feria de Almería. Este evento, esperado con ansias, se convierte en una auténtica obra de teatro en la que cada vecino interpreta su papel con pasión y un toque de humor. ¡Quedadas con amigos que hacia 10 años que no veías, comidas y cenas de trabajo con compañeros y aglomeraciones mires donde mires!
El Armario de los Milagros
El primer acto de esta comedia se desarrolla en el armario de cada almeriense. De repente, esa ropa que no usaste en todo el año se convierte en tu mejor aliada. Encontrar el traje de flamenca perfecto aunque no te hayas puesto uno en la vida o ese sombrero que haga juego con tu camisa hortera del Primark parece una tarea sencilla, pero no te equivoques: ¡Puede ser tan complicado como armar un mueble de IKEA! ¡Los almerienses en eso somos únicos!

El Planificador de Eventos
El segundo acto lo protagoniza el planificador de eventos del hogar, generalmente el miembro de la familia que mejor se lleva con la tecnología. Con el programa de la feria en una mano y el grupo de WhatsApp en la otra, coordina a familiares y amigos para no perderse ni un solo concierto, ni una degustación gastronómica, ni una actividad infantil, ni el paseo de caballos, y además intenta estar en la cabalgata 4 horas antes para pillar sitio.
La Batalla del Transporte
No podemos olvidar la odisea del transporte. Encontrar aparcamiento cerca de la feria es un reto digno de un concurso de televisión. «¡Lo encontré!», dice el optimista que cree haber visto un hueco vacío, solo para descubrir que es una zona de carga y descarga o una cochera con un vado de 2018, pero no te fías por si acaso no ha puesto la de este año. Al final, muchos optan por el transporte público, donde la aventura continúa en un autobús repleto de vecinos emocionados.

El Arte del Regateo
En los hippis de to la vida, el almeriense muestra sus dotes para el regateo. «¿Esto cuánto vale?», pregunta, para luego desplegar su encanto en un intento de obtener el mejor precio. Entre risas y miradas cómplices, tanto el comprador como el vendedor disfrutan de esta danza de ofertas y contraofertas.
La Caseta y el Baile
Finalmente, llegamos al corazón de la feria: la caseta. Aquí, el almeriense se transforma en un bailarín nato. No importa si no sabes los pasos; el ambiente te envuelve y, de repente, estás bailando sevillanas con más gracia que un profesional. Eso sí, siempre hay un espontáneo que, tras seis rebujitos, cree haber inventado un nuevo estilo de baile y pasa directamente a ser el centro de atención.

La Vuelta a Casa
El último acto de esta comedia lo marca la vuelta a casa. Cansados pero felices, los almerienses regresan con anécdotas que contarán durante semanas. Al fin y al cabo, la feria es eso: un momento para desconectar, reírse de uno mismo, tomarse 78 vinos de MI NIÑA ROCIO, 6 gofres de la MARIMAR y llegar a casa diciendo que te ha sentado mal el lomo.
La Feria de Almería no es solo una celebración; es un reflejo del carácter alegre y hospitalario de sus gentes. Así que, si este año estás pensando en unirte a la fiesta, prepárate para ser parte de una comedia única e irrepetible. ¡Nos vemos en la feria!